martes, 22 de diciembre de 2020

Desprenderse de cuerpo y mente (revista Kyosho)

Kyosho nº 394 otoño 2020 

Comentarios iniciales: Yamada Ryôun

Desprenderse de cuerpo y mente

 Hace exactamente dos años en octubre cuando empecé con los teishos de la Transmisión de Luz. Con el teisho online del 25 de octubre finalicé el capítulo 17, el Patriarca decimoséptimo, el venerable Sogyanandai, Como bien sabéis, la Transmisión de  Luz es la colección de teishos dados por el cuarto sucesor del Dharma del Maestro Dogen (1200-1253), Maestro Keizan Jokin (1268-1325) sobre los detalles del contexto y contenido de la sucesión del Dharma de los Patriarcas anteriores. En mi teisho reciente sobre el capítulo 17 puse el foco sobre las palabras del Maestro Keizan: “Intrínsecamente, la práctica del  Zen consiste en desprenderse de cuerpo y mente [shinjin datsuraku].” En mi teisho dije que estas palabras no son solo el centro del Capítulo 17, sino que son la meta última de nuestra práctica. En los comentarios posteriores muchos me indicaron que este mensaje les impactó grandemente.

 Para aquellos que no pudieron escuchar ese teisho me gustaría aprovechar esta oportunidad para resumir lo que dije.

 Muchos piensan que la práctica del Zen es conseguir la experiencia del desprendimiento de cuerpo y mente [shinjin datsuraku]. Sin duda, para aquellos que tienen “gran fe, gran duda y gran determinación” y practican seriamente hasta el punto de olvidarse de sí mismos, llegará el momento en el que experimenten que  cuerpo y mente se hayan desprendido.

 Sin embargo, según vamos profundizando en esa experiencia de cuerpo y mente desprendidos, nos damos cuenta de que la práctica del Zen no era simplemente el medio de conseguir esta experiencia. Más bien, nos damos cuenta de que la práctica del Zen es en sí mismo cuerpo y mente desprendidos. Vemos que la práctica del Zen era otro nombre para el desprendimiento de  cuerpo y  mente y de que  cuerpo y  mente desprendidos era otro nombre para la práctica del Zen.

 Los antiguos Patriarcas nos han transmitido varias expresiones para describir en palabras “el hecho verdadero” o “el verdadero yo” que descubrieron por experiencia propia:

Shakyamuni: “Encima del cielo y debajo del cielo existo solamente yo, solo y sublime.”

Bodhidharma: “Vasto y vacío, nada de sagrado.”

Sutra del Corazón; “Forma es vacío, vacío es forma.”

Chosa Keishin: “Las diez direcciones del mundo son mi cuerpo entero.”

Maestro Dogen: “La mente no es otra cosa que montañas, ríos, la gran tierra, el sol, la luna y las estrellas.”

 Estas y otras muchas expresiones han llegado hasta nosotros. Todas estas descripciones y expresiones de nuestros venerados  Patriarcas son palabras que nos revelan claramente ese mundo; la agudeza de las descripciones y su claridad solo pueden denominarse magníficas. Sin embargo, me atrevo a decir que esas maravillosas descripciones y explicaciones no  dejan de ser meras explicaciones.

 Por otro lado, las palabras “cuerpo y mente desprendidos [shinjin datsuraku] tienen un poder misterioso. En realidad, las palabras “cuerpo y mente desprendidos”, cuando son usadas como una expresión para describir el “ser verdadero” no son exactamente palabras correctas. Esto es porque el cuerpo y la mente no pueden desprenderse. Ni el cuerpo ni la mente existieron jamás. Lo que no existe no puede desprenderse.

 No es que hay un “desprenderse” [datsuraku] de “cuerpo y mente” [shinjin]. El hecho es que “desprenderse” [datsuraku] es el estado verdadero de “cuerpo y mente” [shinjin]. No es “cuerpo y mente se desprendieron”, sino más bien “desprendidos cuerpo y mente” [datsuraku shinjin].  Más aún, el verdadero estado de toda existencia es un “desprendimiento.” [datsuraku]

 Cuando se ha meditado hasta este punto, la escena de la transmisión del Dharma del Maestro Nykojo al Maestro Dogen es evocada vívidamente: un día, el Maestro Dogen, después de haber practicado la sentada de la noche, al haber escuchado las palabras del Maestro Nyojo: “La práctica del Zen es cuerpo y mente desprendidos [shinjin datsuraku]!, repentinamente tuvo una gran iluminación. Inmediatamente fue a dokusan y dijo: “Cuerpo y mente se han desprendido.” [shinjin datsuraku shi kitaru].” El Maestro Nyojo dijo: “Cuerpo y mente desprendidos.” [shinjin datsuraku] Desprendidos cuerpo y mente. [datsuraku shinjin] desprendidos, desprendidos [datsuraku, datsuraku] y dio su aprobación al Maestro Dogen (Transmisión de Luz, Cap. 51). Me siento  siempre  de nuevo  profundamente conmovido en cómo el Maestro Nyojo  comprendió claramente el mundo de “cuerpo y mente desprendidos”.

 Anteriormente dije que las palabras “Cuerpo y mente desprendidos” [shinjin datsuraku] no eran una descripción acertada del hecho verdadero. Me gustaría además añadir que estas palabras son diferentes a aquellas de los Patriarcas citadas anteriormente y que no son una explicación del hecho. Pero precisamente por eso creo que estas palabras tienen un tremendo poder.

 Quiero decir: si uno se sienta con todo el alma y recita “Cuerpo y mente desprendidos” [shinjin datsuraku], el mundo del “desprendimiento de cuerpo y mente” [datsuraku shinjin] surgirá. Al mismo tiempo, el mundo de “desprendido, desprendido” [datsuraku datsuraku] se desplegará. Este es exactamente el poder misterioso de las palabras “Cuerpo y mente desprendidos.” [shinjin datsuraku]

 En otras palabras, la frase “cuerpo y mente desprendidos” [shinjin datsuraku] tiene el poder más grande de convertir el siguiente hecho en un hecho, no como una explicación: “La práctica del Zen es cuerpo y mente desprendidos. Cuerpo y mente desprendidos es  desprendimiento de cuerpo y mente. Desprendidos  cuerpo y mente es desprendidos, desprendidos.”  Sin embargo, para recibir este poder, hay que tener el ojo de un claro kensho.

 No es preciso aclarar que la posición fundamental de la Sanbozen es “estar en el punto originario del Camino de Buda a través de la puerta del Dharma de Dogen Zenji.” Me gustaría terminar este escrito parafraseando las palabras del mismo Maestro Dogen:

En la tradición auténtica de nuestra escuela se declara: el Dharma de Buda, transmitido directa y auténticamente a través de la historia, es el más alto de todos los dharmas supremos. Desde el principio de tu práctica y tu aprendizaje, no recurras al incienso, a las alabanzas, a cantar los nombres de Buda, a las confesiones, a la recitación de los sutras y cosas por el estilo, sino simplemente practica haciendo sentadas intensivas y consigue la experiencia de cuerpo y mente desprendidos. (Cap. “Bendowa” en Shobogenzo).

 (traducido por M.ª Angeles Herrán de la traducción en ingles por Jerome Cusumano)

 

lunes, 14 de diciembre de 2020

Navidad 2020

                                                                


 Navidad 2020

En este año 2020 el tiempo navideño es tan diferente a los anteriores porque el mundo está patas arriba. La vida como la conocíamos ha cambiado enormemente debido a la pandemia de la COVID-19 con sus múltiples restricciones, cuarentenas, amigos y familiares fallecidos. A muchas personas les entra miedo, hasta pánico, incapaces de admitir las inseguridades que predominan ahora, y se lanzan a buscar culpables, necesitan encontrar la figura del enemigo. No podemos negar la realidad, ni tampoco perder de vista nuestra conexión e interdependencia con los demás. La situación actual revela lo frágiles que son nuestros sistemas económico y sanitario. A pesar de tantos logros de la humanidad nos damos cuenta de que no tenemos control sobre la vida y que no hay y no habrá seguridad absoluta.

Necesitamos practicar más que nunca la atención plena, la solidaridad y fraternidad, precisamente al encontrarnos con la incertidumbre de la vida en sí. Nuestro zazen nos calma y nos depara más confianza para dedicarnos a lo que la vida pide de nosotros ahora: responsabilidad. Ésta se traduce en llevar mascarillas, guardar la distancia social y no juntarnos muchas personas, ni tampoco en esta Fiesta de la Navidad. Practiquemos el encuentro con nosotros mismos para que crezca en nosotros la confianza de que a pesar de los cambios en nuestras vidas por las restricciones, podamos mirar la vida de forma abierta y serena, sin quedarnos enganchados en nuestros temores y pensamientos negativos, tanto nuestros como de los demás.

En las calles brilla la decoración navideña con innumerables luces como todos los años. La Navidad es fiesta de luz. Jesús dijo: Yo soy la luz del mundo. (Jn 8,12) Cuando la luz nos inunda y llega a los pliegues de nuestra alma, nos da Vida.

También dijo Jesús: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. (Jn 10,10)

De esa vida en abundancia se trata en nuestro caminar espiritual: que las potencias que dormitan en nuestro interior lleguen a desarrollarse y desplegarse, y que esa vida plena entre en todos los rincones de nuestro Ser para que la irradiemos al mundo.

Os deseo una Navidad llena de luz, que no os invada la tristeza por no poder estar con todos los seres queridos como en otros años. Sigamos practicando kshanti (paciencia) con este modo de vida restringida y limitada, y con nuestros sesshin virtuales que aún no sabemos cuándo podrán ser nuevamente presenciales.

Un abrazo. Baika-an