por Yamada Ryôun
“Salvar a la gente” [inin-no-tokoro]
En el sesshin híbrido de diciembre 2023 y en el zazenkai híbrido de enero 2024 di unos teishos sobre el caso 45 del Denkoroku [La transmisión de la Luz]. En ese caso, el 45º Patriarca, Fuyô Dôkai, hace una pregunta al 44º Patriarca, Tôsu Gisei: “Las palabras de los Budas y Patriarcas son como el té y el arroz de la vida cotidiana. Aparte de esto, ¿existe algún otro medio (para salvar a) la gente o no?” No creo que mi teisho sobre la parte de "salvar a la gente" [inin no tokoro] transmitiera suficientemente su significado. Por lo tanto, me gustaría aprovechar esta oportunidad para completarlo.
¿Qué es este inin? Casi todos los teishos lo explican como "enseñar a la gente" o "transmitir a la gente". Por lo tanto, la pregunta del Maestro Fuyô Dôkai es: “Las palabras sobre la vida cotidiana de los Budas y Patriarcas: 'Buenos días', 'Hola', 'Estoy cansado', ‘Soy feliz’, ‘Estoy triste’...: ¿hay algo más aparte de esto para enseñar a la gente, hay algún otro Dharma que enseñarles?"
La explicación anterior no es la forma en que yo la entiendo. El carácter i [為] en "inin" también tiene el significado de “ayudar”. Por lo tanto, inin significa “salvar a la gente”. Usando una frase Zen, significa "guiar a la gente a la salvación" [shujô saido]. Para expresarlo más plenamente, uno debería decir: significa "salvar a todos los seres sintientes."
En realidad, el Maestro Fuyô Dôkai está preguntando: “Además de las palabras cotidianas de los Budas y Patriarcas, ¿hay algo que salve a todos los seres sintientes?”
Aquí está mi respuesta: No es que a través de las palabras cotidianas de los Budas y Patriarcas los seres sintientes se salven. Las palabras cotidianas de los Budas y Patriarcas son el hecho mismo de que todos los seres sintientes están completamente salvados.
En realidad, no hay necesidad de decir “Budas y Patriarcas.” Cada palabra que pronunciamos o cada acción que hacemos en la vida diaria es precisamente el hecho de que todos los seres sintientes están salvados completamente. La diferencia entre nosotros y los Budas y Patriarcas es simplemente si ese hecho se reconoce claramente como tal o no.
En el número anterior, #406, informé sobre el Kenshukai de Manresa en Canadá. En esa reunión dije lo siguiente: “Hay un trozo de nuez en este escritorio. El propósito del Kenshukai de la Sanbozen es darse cuenta, sin rastro de duda, de que esta nuez es todo el universo, toda la existencia, y que esta nuez es el hecho mismo de que todo el universo, toda la existencia, está salvada completamente. Y esta ‘nuez’ puede ser reemplazada por todas y cada una de las palabras que pronuncias, por todas y cada una de las acciones que realices.”
El propósito de la Sanbozen, es decir, el propósito de nuestra práctica Zen radica, primero, en comprender, sin ninguna duda, que cada existencia es en sí misma, una existencia de perfección absoluta con infinitas posibilidades, y que todas y cada una de las existencias son, en sí mismas, nada más que una existencia de completa salvación; además, nuestro propósito radica también en personalizar este hecho.
Esta personalización no tiene un punto final. Kôun Roshi repetía a menudo: “Shakyamuni Buda, incluso ahora, se está esforzando en su práctica por esta personalización.”
Yo pienso que la “personalización del verdadero Hecho” tiene exactamente el mismo significado que "salvar a todos los seres." Si el descubrimiento de Shakyamuni – “Por encima y por debajo de los cielos sólo existo Yo, solo y sublime”, es decir, “Toda la existencia es un Ser” – es el Hecho verdadero, “la personalización del Hecho verdadero” es imposible sin "salvar a todos los seres vivos". Para este objetivo, no hay otra manera más que desprenderse completamente de uno mismo y permitir que el verdadero Ser mismo emerja como Realidad. “Completamente” - ese es el punto. El Maestro Zen Keizan Jôkin (1268-1325) expresa esto como: “Esfuérzate por ir al lugar donde tus cien huesos están destrozados y esparcidos y no queda nada de piel ni carne" (Cap. 44, en Denkoroku #44). Nos dice que entremos en una dimensión en la que no quede ni un pedacito de nuestros huesos ni de nuestra carne y piel. Esta es una afirmación que nosotros, como practicantes, deberíamos grabar en nuestra mente
Este nuevo año comenzó con un terremoto en la Península de Noto y una colisión de aviones en el aeropuerto de Haneda; en el extranjero la guerra entre Rusia y Ucrania, las luchas en curso entre Gaza e Israel continúan sin un final previsto. No importa cuánto proclamemos en la calle que “todos están completamente salvados”, no habrá nadie que escuche. Es por esa misma razón por la que la Sanbozen debe sobrevivir y es de gran trascendencia. “Encontrar el verdadero Ser”, “personalizarlo” y “salvar a todos los seres”: para este propósito, tu práctica es ahora más necesaria que nunca.
(traducido por Mari-Angeles Herran del inglés por Jerome Cusumano)